Desarrollada inicialmente a finales del siglo XX,
hoy en día la terapia lúdica incluye un gran número de métodos de tratamiento, todos ellos aplicando
los beneficios terapéuticos del juego.
La terapia lúdica difiere del juego
normal en el hecho de que el terapeuta ayuda al niño a tratar y resolver sus
propios problemas. La terapia lúdica se
apoya en la forma natural en que los niños aprenden sobre ellos mismos y sobre
sus relaciones con el mundo que los rodea (Axline, 1947; Carmichael, 2006;
Landreth, 2002). A través de la terapia
lúdica, los niños aprenden a comunicarse con los demás, expresar sus
sentimientos, modificar su
comportamiento, desarrollar la habilidad de resolver problemas y aprender
formas de relacionarse con otros. El
juego les ofrece una distancia
psicológica segura de sus problemas y les permite expresar pensamientos y
sentimientos apropiados para su desarrollo.
El juego es una actividad presente en todos los seres humanos. Los etólogos lo han identificado con un
posible patrón fijo de comportamiento en la ontogénesis humana, que se ha
consolidado a lo largo de la evolución de la especie (filogénesis).
Su universalidad es el mejor indicativo de la función primordial que
debe cumplir a lo largo del ciclo vital de cada individuo. Habitualmente se le
asocia con la infancia, pero lo cierto es que se manifiesta a lo largo de toda
la vida del hombre, incluso hasta en la ancianidad.
Popularmente se le identifica con diversión, satisfacción y ocio, con la
actividad contraria a la actividad laboral, que normalmente es evaluada
positiva mente por quien la realiza. Pero su trascendencia es mucho mayor, ya que a
través del juego las culturas transmiten valores, normas de conducta, resuelven
conflictos, educan a sus miembros jóvenes y desarrollan múltiples facetas de su
personalidad.
La actividad lúdica posee una naturaleza y unas funciones lo
suficientemente complejas, como para que en la actualidad no sea posible una
única explicación teórica sobre la misma; bien porque se aborda desde
diferentes marcos teóricos, o porque los
autores se centran en distintos aspectos de su realidad, lo cierto es
que a través de la historia aparecen diversas explicaciones sobre la naturaleza
del juego y el papel que ha desempeñado y puede seguir desempeñando en la vida
humana.
El juego es un instrumento trascendente de aprendizaje de y para la
vida, por ello un importante instrumento de educación, y para obtener un máximo
rendimiento de su potencial educativo, será necesaria una intervención
didáctica consciente y reflexiva.
Es importante distinguir entre los diferentes tipos de juegos, porque el papel que desempeña el juego a lo
largo del desarrollo del individuo varía en función del tipo de juego concreto
al que nos refiramos, y de la etapa evolutiva en la que se encuentre el
individuo.
Normalmente se clasifican en función de sus contenidos o en función del
número de participantes, es decir, juegos individuales, colectivos o sociales.
BUEN APORTE.
ResponderBorrartu información ayudara a muchas personas a entender mejor sobre el tema :)
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